Para que México tenga un crecimiento significativo, sostenido y perdurable, es indispensable que las micro, pequeñas y medianas empresas se multipliquen, desarrollen y crezcan.
El 97% de las empresas mexicanas son micronegocios con menos de 10 empleados, que en conjunto, son el mayor empleador del país, concentrando el 47% del personal ocupado.
El 99.9% de las empresas del país son Mipymes. Con un máximo de 250 trabajadores en el caso de las manufactureras y de 100 en las que se dedican a los servicios y el comercio, son responsables del 78% del empleo en México y del 69% del Producto Interno Bruto.
Las Pymes de México sufrieron una afectación muy importante por la recesión económica, y siguen en una situación vulnerable. Los problemas de flujo de caja de estas empresas se han visto agravados por los aumentos de impuestos, servicios y tarifas públicas, junto con la subsecuente reducción del poder adquisitivo de la población.
Las perspectivas económicas para el 2010 son alentadoras, con pronósticos de crecimiento de entre 3.5 y 4 por ciento. Sin embargo, es parte de una dinámica inercial, como reacción a la caída de casi 7% del año pasado y a la lenta reactivación en Estados Unidos. Este crecimiento no es producto de un fortalecimiento de nuestro mercado interno, en el que opera la inmensa mayoría de las Pymes, para las cuales el financiamiento de proveedores sigue siendo una herramienta de supervivencia, pero también un problema permanente de falta de liquidez.
Para las micro, pequeñas y medianas empresas mexicanas, las dificultades económicas coyunturales se suman a sus desventajas tradicionales: internamente, deficiencias en la planeación y la gestión de ventas, operación y control; y en el entorno, exceso de trámites, alta carga fiscal y laboral, tanto en términos de impuestos como de requerimientos administrativos, y falta de crédito o de condiciones para obtenerlo.
Las Pymes mexicanas presentan una productividad laboral de 20% en comparación con las grandes empresas, cuando en los países desarrollados, esa relación llega a 80 por ciento. Bajo estas condiciones, 50% de los negocios que se abren en México, cierren en el primer año de actividad, y 75% en los primeros dos. Únicamente 10% de pasan la barrera de los 10 años.
En México, el desarrollo de la Pymes debe ser una prioridad estratégica: es la principal fuente de empleos actual y la que más puede generar en el corto, mediano y largo plazos; sin estas empresas, resulta imposible generar los 800 mil empleos indispensables que deben generarse en el país anualmente. Es vital establecer las condiciones para que se desarrollen.
Es necesario promover entre las Pymes una mayor vinculación empresa-escuela, más capacitación y una cultura de innovación, para aprovechar la flexibilidad con que cuentan. Es preciso generar mayores incentivos fiscales y menos requisitos para que inviertan y generen empleos en la economía formal. Deben simplificarse los trámites que enfrentan para iniciar actividades y operar, incluyendo los fiscales. Urge llevar a cabo las reformas laboral y fiscal pendientes.
En particular, Coparmex promueve un relanzamiento de la banca de desarrollo, que significaría un apoyo decidido para las Pymes mexicanas.
Junto con organizaciones como el Consejo Mexicano de Uniones de Crédito, y la Asociación Mexicana de Entidades Financieras Especializadas, entre otras, proponemos a nuestros legisladores crear un organismo descentralizado, no sectorizado, que se haría responsable del Fondo Pyme y los demás programas destinados a estas empresas, para brindar asesoría integral y garantías por proyecto a los empresarios, a fin de que puedan buscar financiamiento accesible.
Bajo esta fórmula, se subsanarían los problemas actuales de dispersión de esfuerzos, mal uso de garantías, falta de promoción en la banca de desarrollo y la lentitud con la que fluye el crédito, que va en contra de la reactivación del mercado interno.
Planteamos que haya un instituto, desconcentrado de la Secretaría de Hacienda, encargado del análisis de riesgo y la valoración de los intermediarios de la banca de desarrollo. Sería el encargado de acreditar a estos intermediarios y establecer estándares de capitalización, desarrollo y competencia en el sector.
Vamos a propiciar una participación activa de los empresarios en los consejos de administración de la banca de desarrollo y sus órganos regulatorios.
México requiere de una reforma a la banca de desarrollo con perspectiva empresarial: que acople los objetivos de eficiencia administrativa de este sector financiero, con las necesidades de las Pymes. La actual Legislatura tiene suficiente tiempo para alcanzar acuerdos que tendrían un alto impacto en beneficio de estas empresas: además de esta reforma, la laboral y la fiscal.
Impulsemos la competitividad en nuestras empresas y en el entorno, desde cada una de nuestras Federaciones, Centros, Delegaciones y Representaciones Empresariales. El momento que vive México es para construir una nueva realidad, no para la complacencia.
2010 Por Talla Política
lunes, 12 de abril de 2010
LAS PYMES MEXICANAS PRESENTAN UNA PRODUCTIVIDAD LABORAL DE 20% EN COMPARACION CON LAS GRANDES EMPRESAS
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